SE BUSCAN CRISTIANOS TODO-TERRENO: ¿ERES UNO DE ELLOS?

Por Ritchie Pugliese

Una de las frases impactantes, relacionadas a la compra y venta de camionetas, generalmente utilizada por los vendedores para seducir a nuevos compradores es “¡esta es un modelo todo-terreno!”, dando a entender su capacidad superior de adaptación a cualquier terreno para avanzar a pesar de los obstáculos del clima y del suelo que se presenten.

¿Sabía usted que en el mundo espiritual existen creyentes todo-terreno?

¿Qué significa ser un creyente todo-terreno?           

Para entenderlo debemos dar una definición.

Definición del creyente en Cristo todo-terreno:

“Es aquél que es capaz de mantenerse fiel a Dios y firme en su vida espiritual en todo tiempo, independientemente de las circunstancias que le rodean.”

Ahora bien, ¿Cómo hacer para ser un creyente en Cristo todo-terreno?

Para comenzar debemos saber que no todo creyente en Cristo se transforma en “todo-terreno” de un día para el otro, sino en un proceso. A medida que va atravesando diversas situaciones, se mantiene firme en confianza en Dios. Esto lo califica a ser un cristiano todo-terreno”, que en nuestro lenguaje popular cristiano sería ser “más que vencedor“.

La característica esencial de las personas “todo-terreno” es su estabilidad, firmeza y perseverancia en todo tiempo, bueno y malo, bajo cualquier circunstancia positiva o adversa.

Los creyentes maduros espirituales son firmes en su fe, pues sus vidas están cimentadas bajo la Roca que es Cristo.

Mateo 7:24-27 dice lo siguiente:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”

La estabilidad, firmeza, perseverancia únicamente es posible cuando estamos cimentados en la Roca que es Cristo.

También 1 Corintios 3:11-14 dice que así como es el fundamento, así debería ser lo que se construya arriba: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.”

Cuando al fundamento único que es Cristo, le sumamos edificación de la práctica de los principios de la Palabra de Dios (oro, plata, piedras preciosas representa lo valioso y vigente de la Palabra de Dios), ese edificio permanecerá.

Estos pasajes nos hablan claramente cuál es la idea de Dios para su pueblo: Que cada creyente tenga la firmeza de una roca, y desarrolle en un proceso la estabilidad, perseverancia, resistencia espiritual bajo cualquier circunstancia.

Ahora bien, la pregunta que surge aquí es ¿Cómo hacer para ser esa clase de creyentes solidos como una roca, estables, perseverantes y resistentes, o sea, ser un cristiano todo-terreno?

En estos dos pasajes se resaltan algunas palabras interesantes “lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos,” y el “fuego”.

Estas palabras representan las vicisitudes y desafíos que los cristianos atraviesan durante su camino en la vida diaria. Atravesar cada una de estas vicisitudes en forma victoriosa, hace que el creyente se transforme en lo que yo he llamado un cristiano “todo-terreno”, pero lamentablemente no todos lo logran.

¿Qué son las lluvias, los ríos, los vientos y el fuego prácticamente hablando? Ellos representan lo siguiente:

1. Tiempo de crisis o pruebas

2. Ataques espirituales

3. Desiertos espirituales

Dios utiliza estas tres vicisitudes (no las envía sino que las utiliza o les saca provecho) para formar en el creyente un carácter “todo- terreno”.

Los creyentes todos terrenos son los que la Palabra llama “más que vencedores” (Romanos 8:37). Cuando leemos en Apocalipsis en los mensajes de Dios a las Iglesias se repite una y otra vez “el que venciere”. Esto da a entender que si bien están destinados a vencer, no todos vencerán, sino aquellos que ante cualquier oposición han decidido vencer.

Por la experiencia de la vida y lo que leo en la Palabra he llegado a la conclusión que para ser un cristiano vencedor hay que desarrollar el carácter de un cristiano-todo terreno.

Analicemos brevemente a cada una de estas tres vicisitudes tomando el ejemplo del pueblo de Israel durante el proceso esclavitud, liberación y travesía en el desierto:

1. Tiempo de crisis o pruebas

Los tiempos de crisis o pruebas sirven para que salgamos de nuestra zona de comodidad y seamos llevados a la zona de crecimiento.

En el proceso de liberación del pueblo de Dios de Egipto y Faraón, Dios envió a Moisés (Éxodo 4) y al este enfrentar a Faraón (5:1) todo se sacudió, originando una crisis entre el pueblo. Me imagino el comentario en el pueblo de Dios: – ¡Para qué fue Moisés a hablar con Faraón!, ¡Ahora las cosas están mucho peor que antes!” –. En Éxodo 5:9 dice que se agravó la servidumbre.

¿Cómo reaccionó el pueblo cuando las cosas se pusieron peor? En 5:21-23 leemos que se quejaron. ¿Qué hizo Dios? En 6:1-8 les reveló su plan libertador para ver si creían y si se tranquilizaban de una vez por todas. ¿Qué hizo el pueblo? “Ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu y de la servidumbre”

Este tiempo de crisis sirvió para que el pueblo conociera su estado o nivel espiritual, su duro corazón, su espíritu quejoso, su falta de confianza en Dios y en la palabra de sus siervos. Ellos estaban demostrando que no eran un pueblo apto para todo-terreno.

2. Ataques espirituales

Éxodo 7:3-5 dice: “Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.”

Dios quiere ejecutar su juicio contra el diablo utilizando a Su pueblo. Note que Dios llamó a su pueblo “mis ejércitos”. Esto nos enseña que para Dios el cristiano fiel es el arma mortal contra el enemigo.

Dios quería utilizar a su ejército para:

a) Destruir a Egipto, que representa el sistema anti-Dios;

b) Mostrar su señorío (Éxodo 9:16; 10:1)

c) Despojar al enemigo de lo que le robó a su pueblo:

Primera secuencia de recuperación: Éxodo 11:1-3. Segunda secuencia de recuperación: Éxodo 12:35-36

3. Desierto espiritual

El desierto fue el paso previo antes de entrar en la tierra prometida. En Éxodo 13:17 leemos que el Señor no llevó a su pueblo por el camino más corto. ¿Por qué?

Dios no tuvo otra alternativa, pues un niño armado es incapaz de batallar. El pueblo prefería Egipto y el desierto más que la bendición guerreada en la tierra prometida. El pueblo no quería luchar.

En Éxodo 14:1-3 dice: “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.”

Cuando Dios nos encierra es porque quiere hacer algo y a la vez eliminar nuestras ideas. Dios quería enseñarles una salida sobrenatural, a no depender de sus esfuerzos y además saber Quién era el Señor.

¿Puede entender adónde Dios lo quiere llevar a usted con estos ejemplos del pueblo de Dios de la antigüedad? Quizás usted pensó que cuando se convertía se le acababan todos los problemas, que iba andar descansando en una nube rodeado de ángeles adorando al Señor, cuando Dios siempre pensó en hacer de usted, a través de un proceso (generalmente caracterizado por tiempos difíciles), para hacer de usted un cristiano fiel, firme, estable, perseverante, es decir, un cristiano “todo-terreno”.

Para ser sinceros, muchos de los que hoy se consideran cristianos o creyentes carecen de una vida de estabilidad, firmeza y perseverancia, especialmente cuando las cosas no salen como ellos esperan. No han todavía desarrollado la cualidad de ser un cristiano apto para todo-terreno. Cuando todo va “viento en popa” ellos parecen creyentes firmes y estables, pero cuando comienzan las pruebas, los problemas, las luchas y los ataques espirituales, sus vidas se desmoronan casi por debajo de la línea de la Gracia y Dios no puede hacer nada a través de ellos.

Por cierto este tipo de Cristianismo de estar un día arriba en la Gloria y otro en el valle de la derrota no es la característica de lo que Dios pretende para sus hijos. Un creyente todo-terreno ha desarrollado la estabilidad y permanencia ante cualquier inclemencia.

El pasaje de Filipenses 4:11-13 tiene unos conceptos que pueden ayudarnos a ser lo que Dios quiere que seamos: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

La primera frase que resalta ante mis ojos es “he aprendido a contentarme” (Fil. 4:11). El contentamiento es una característica que Dios espera de sus hijos en todo tiempo y más allá del área económica. Lo interesante es que el contentamiento es una cualidad que se puede aprender. ¿Cómo lo aprendemos? Caminando fieles en medio de la adversidad (tiempos de crisis o pruebas, luchas espirituales, desiertos).

1 Timoteo 6:6 dice también que “… gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;” dando a entender que el contentamiento es la corona de la vida piadosa, santa. Uno puede ser piadoso en todos sus caminos y aun así vivir la vida cristiana sin contentamiento.

Yo defino al contentamiento como “una actitud confiada y tranquila en Dios y sus promesas, lo que produce la certeza interior de seguir amándole, seguir sirviéndole, seguir siéndole fiel, sin reservas ni condiciones, cualesquiera sean las circunstancias de la vida y hasta el final de nuestros días”.

Considero que esta virtud es impartida por el Espíritu Santo, pero sólo derramada en las vasijas que voluntariamente y con gratitud siguen haciendo lo que le agrada a Dios en todo tiempo.

No desarrollar esta cualidad de ser un cristiano todo-terreno nos impide hacer lo que Dios nos ha encomendado. Cuando hablamos de un cristiano “todo terreno”, estamos hablando de cristianos que pase lo que pase, sea lo que sea, atraviesen lo que atraviesen, ellos continuarán haciendo lo que Dios quiere: Obedecer y servir, servir y obedecer sin pausa.

Pareciera que nuestro cristianismo moderno hubiera inventado una forma de cristianismo muy diferente al de la iglesia primitiva, una forma de vida espiritual poco comprometida y cambiante, una vida de amor sentimental pero carente de compromiso y pacto.

Los primeros creyentes se consideraban a si mismo esclavos de Jesucristo. Para nosotros es un término muy fuerte pero creo que es necesario considerarlo con los siguientes pasajes por un instante:

Romanos 6:16

“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”

Aquí el pasaje nos dice que somos esclavos de Dios si lo obedecemos.

1 Corintios 7:23

“Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.”

1 Corintios 7:22

Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.

Hoy día no entendemos mucho sobre la esclavitud pues ya ha sido abolida en la gran mayoría de los países, pero tenemos que saber que cuando una persona era comprada para servir como esclavo, quedaba a merced de la voluntad del dueño. Este perdía todos sus derechos personales. A partir de allí debía vivir haciendo lo que se le ordenaba. Por ejemplo: Si un dueño injusto, lo despertaba a las tres de la mañana para que el esclavo fuese a regar las plantas bajo la lluvia porque el dueño tenía ganas, el esclavo tenía que hacerlo. Si se negaba quedaba expuesto al castigo y aún la muerte.

Por cierto, la esclavitud espiritual que el creyente tiene con Dios no tiene nada que ver con la esclavitud natural. La esclavitud espiritual entre el creyente y Dios no es por obligación, forzada ni por temor sino por amor. Fuimos comprados por Dios a gran precio, por la sangre de Jesucristo como una muestra del gran amor de Dios por nosotros (Juan 3:16). Ese amor que hemos recibido es tan intenso que lo mínimo que podemos hacer por El, a manera de agradecimiento, es consagrarle nuestra vida en santa esclavitud, que significa obedecerle en todo tiempo y servirle bajo cualquier circunstancia.

El concepto de esclavitud espiritual por amor al Señor por cierto no es lo mismo que vivir esclavizados por tener una vida carnal o por tener áreas donde el enemigo las controla. La esclavitud espiritual es el subproducto del amor a Dios hacia nosotros y nuestra devolución como gratitud. Ese amor que nos cautiva, produce una ligadura, una atadura santa, una esclavitud donde Jesucristo es el Señor y nosotros sus esclavos. Es allí donde el creyente experimenta la verdadera libertad en el Espíritu y puede encausarse en el propósito de Dios.

Un creyente que se ha armado el pensamiento de que ya su vida no le pertenece y que es un esclavo espiritual por amor, siempre estará disponible, tenga un día glorioso o uno muy malo, tenga o no tenga ganas. Este cristiano siempre estará entre los disponibles, que en definitiva es la característica de los que son poderosamente utilizados por Dios. ¿Va entendiendo lo que es ser un cristiano “todo terreno”?

El atravesar victoriosamente los tiempos de crisis o pruebas, los ataques espirituales y los desiertos espirituales, formará en nosotros una personalidad, un carácter de Cristiano “todo-terreno”, la cual creo fue una de las características de los cristianos de la Iglesia Primitiva y es la característica de los vencedores mencionados en Apocalipsis 12:11Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” ¡Decidamos ser creyentes en Cristo, todo-terreno!

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