LOS CENTINELAS O ATALAYAS DE DIOS

Recopilado por Ritchie Pugliese

Estamos viviendo en un tiempo donde se hace necesario saber que significa espiritualmente ser un atalaya. ¿Qué significa ser un atalaya? Significa ser un centinela, una persona que está en guardia todo el tiempo, que vigila constantemente alguna cosa.

En los tiempos antiguos los atalayas estaban de guardia para proteger sus cosechas de los ladrones y depredadores. Otros velaban sobre las ciudades para cuidarlas de una invasión militar. Eran personas consideradas de alta estima en la sociedad pues la seguridad de sobrevivir dependía de ellos.

En el libro de Cantares 7:4, una de las cosas que Salomón amaba acerca de su esposa era que ella estaba en guardia. “Tu cuello, como torre de marfil; Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; Tu nariz, como la torre del Líbano, Que mira hacia Damasco.” La ciudad de Damasco siempre había sido uno de los enemigos de Israel. Salomón estaba diciendo: “tú eres como una centinela o atalaya, siempre alerta contra el enemigo”.

Los centinelas o atalayas se caracterizaban por dos cosas: Tenían que estar vigilando, debían estar alertas y velando para reconocer cuando algo estaba fuera de lugar. Tenían que ser expresivos, pues debían advertir la llegada del peligro con el sonido de sus trompetas.

Palabras hebreas para la palabra “atalaya”:

TSADMAH: Inclinarse hacia adelante, mirar a la distancia. Esto es lo que hacía el centinela. Tomaba su posición en las paredes de la ciudad y continuamente examinaba el horizonte para ver si había alguna señal del enemigo. Esto lo hacía hora tras hora, día tras día, podía hacerlo durante meses y nada importante sucedía, pero él no podía dejar la guardia, porque en un momento el enemigo podría venir. Si el centinela no estaba en guardia mirando atentamente a la distancia, la ciudad entera estaba en peligro.

SHAMAR: Significa vigilar, poner un cerco alrededor, defender y proteger. Esta palabra fue utilizada en las instrucciones de Dios a Adán y Eva en el Edén. En Génesis 2:15 leemos: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase (shamar)”. Ellos eran los guardias del Edén. ¿Por qué debían guardar el Edén?: Debido a la presencia del enemigo. Ellos debían estar en guardia para cuidar su herencia y protegerla. Cuando ellos fallaron en SHAMAR (vigilar) el Edén, Dios puso querubines para SHAMAR (vigilar) el lugar. Génesis 3:24 dice: “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”

¡Los centinelas o atalayas eran importantes para Dios, pues él mismo es un Dios que atalaya! Así es como él se revela a sí mismo en Jeremías 1. Dios le dio una visión a Jeremías y le preguntó: “¿Qué ves tú, Jeremías?”(v.11). Jeremías le dijo: “Y dije: Veo una vara de almendro.”(v.11). El v. 12 dice: “Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”. Jehová le estaba diciendo: “Yo estoy vigilando atentamente para poner por obra mi palabra”. ¿Qué le quiso decir Dios allí?

El árbol de almendro era un árbol importante en los tiempos bíblicos y hay algo muy especial relacionado con él. Este árbol era la señal indicadora de la llegada de la primavera. Este árbol era un símbolo de la llegada de la primavera en Israel. A través de todo el invierno, el árbol de almendro estaba todo el tiempo alerta, siempre listo para florecer, estaba siempre en guardia, alerta a la llegada de la primavera, esperando por la nueva estación.

Mientras los demás árboles parecían estar dormidos, el árbol de almendro estaba velando esperando que la estación cambiara… de repente, a medianoche, ¡parece que la primavera está llegando! El árbol como conocía que el tiempo había llegado comenzaba a brotar y florecer. El árbol de almendro era la señal indubitable de la llegada de la primavera, antes que los demás se despertaran, antes aún que las hojas salieran en las ramas.

La palabra hebrea para el árbol de almendro es SHAQED, que viene de raíz de la palabra vigilar, estar en guardia, mantenerse vigilando, estar alerta, ser un atalaya.

El árbol de almendro es una figura del cristiano intercesor. Un intercesor es aquél que está en guardia. Cuando todos están durmiendo, el intercesor está alerta y vigilante acerca de los cambios de estación espiritual.

Cuando otros son tomados por sorpresa o desprevenidos, el intercesor tiene el conocimiento de los tiempos que vive. Dios nos está llamando a ser como el árbol de almendro, que está siempre en guardia.

En el pasaje de Jeremías, Dios se revelo a sí mismo a Jeremías como un atalaya o centinela. Así como el árbol de almendro está velando y esperando el tiempo para florecer y dar fruto, ¡Dios está velando cuidadosamente y esperando el tiempo indicado para hacer que cada promesa sea cumplida en nuestras vidas!

Dios llamó a Jeremías a ser un profeta a las naciones, pero parece que él era medio tímido. Leemos en Jeremías 1:4-10: “Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: !!Ah! !!ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.”

Dios le estaba diciendo a Jeremías que no lo estaba enviando a decir sus propias palabras humanas, sino las de él (Dios). Dios le dio una promesa de “te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”. Dios le dijo a Jeremías: – Mientras vayas y declares lo que yo digo, ¡las naciones cambiarán! Cuando declares lo que yo he dicho, los principados serán arrancados, las instituciones serán destruidas, los gobiernos humanos serán derribados. Mi reino será edificado y mis propósitos serán establecidos. Cuando tú declares lo que Dios está diciendo, la atmosfera cambiará.

Aquí aprendemos un principio bíblico: Cuando la palabra profética de Dios es declarada, la atmósfera comienza a cambiar. ¿Por qué sucede esto? ¡Porque Dios está velando sobre su palabra y esperando el momento de cumplirla!

Por eso Dios le enseñó a Jeremías algo importante sobre el árbol de almendro. Recordemos que Dios le dijo: ¿Qué ves? Y él le dijo: Veo una vara de del árbol que vigila. “Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra”.

Así como el árbol de almendro vigila o vela por la llegada de la primavera y rápidamente florece, Dios está esperando y velando para que su palabra profética sea dada por nosotros para luego él llevarla a cabo. Así que cada vez que el árbol de almendro florece y da fruto, es un vivo recordatorio del accionar repentino y rápido del Señor para cumplir su palabra.

El principal atalaya o centinela es Dios. Él es un Dios que vigila y cuida. El vela sobre su palabra para llevarla a cabo. El vela sobre su pueblo. 2 Crónicas 16:9 dice: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él…” Ninguna de nuestras vigilias vale algo sino está el Señor. El Salmo 127:1 dice: “… Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.”

No solo el Señor es un guardia vigilador, sino que los ángeles de Dios también velan y vigilan.

Una de las palabras hebreas para la palabra “ángel” es “IRIN”, que significa “centinela, vigilante”. Los ángeles velan por la voluntad y los propósitos de Dios. Ellos son enviados para guardar al pueblo de Dios y velar sobre la herencia de ellos.

Dios vela, los ángeles velan y están en guardia… ¡y nosotros también somos llamados a velar también! Adán y Eva fueron puestos como guardas del Edén. Dios les dio a ellos una hermosa herencia, pero su responsabilidad era permanecer alertas velando para protegerla.

Adán y Eva fueron creados para ser atalayas y nosotros somos su herencia. ¿Qué significa esto? Que fuimos creados para ser guardias también, para que estemos velando todo el tiempo. Estamos en guerra, tenemos un enemigo que quiere desvirtuar la voluntad de Dios y robarnos sus bendiciones prometidas, por eso fuimos llamados a velar.

El Nuevo Testamento nos exhorta a ser atalayas y velar. Efesios 6:18 dice “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;”; 1 Pedro 5:8 dice “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;”.

Dios nos dice que si no velamos, el diablo puede robar nuestra herencia y a nosotros mismos.

Ahora bien, ¿Qué hace un atalaya espiritual?

Un atalaya es uno que ve espiritualmente. Cuando nacemos físicamente tenemos la capacidad de ver naturalmente, pero para la visión espiritual es necesaria la unción. La unción del atalaya se puede definir de la siguiente manera: “Es la capacidad divina de ver las cosas que Dios quiere que veamos, para unirnos a él en su obra”

Esta unción llega a estar disponible para nosotros cuando nacemos de nuevo espiritualmente. Jesús dijo en Juan 3:3 “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

Si hemos nacido de nuevo, tendremos la capacidad de ver la realidad del reino espiritual, donde Dios reina y donde las fuerzas demoníacas intentan resistir el reinado del Señor.

¡Dios nos está llamando a velar con la unción del atalaya para que velemos sobre Su palabra para que cada promesa se haga realidad, para velar sobre tu herencia, a fin de que nada de lo que Dios pretende para nosotros pueda ser robado!

Necesitamos aprender a orar e interceder, para estar en la brecha, hasta que veamos el irrumpimiento. ¡Este el año del atalaya! ¡Pidámosle al Señor la unción del atalaya!

VELAR POR LA NOCHE

Posicionarse durante la noche para vencer durante el día

Dijimos anteriormente que un guardia o atalaya espiritual era una persona llamada por Dios para velar y avisar lo que él veía, o advertir el peligro. El atalaya estaba sobre la pared de la ciudad y podía ver el peligro llegar, y también podía escuchar a Dios y decir lo que había oído.

Una de las más importantes clases de atalayas es el atalaya nocturno. La noche es cuando el enemigo está más active así que es el tiempo para estar más alerta y también es el tiempo de gran potencial para avanzar y estar por delante del enemigo al siguiente día.

Debido a que en la noche hay poca luz, el atalaya nocturno debe desarrollar otras maneras de estar en guardia más allá de ver con sus ojos. Existen habilidades de atalaya que solo en la noche se pueden desarrollar. Una de ellas es la habilidad de interpretar sueños. La mayoría de los sueños suceden por la noche así que es muy importante obtener revelación y el significado de ellos.

Para ser un buen atalaya se necesita prestar atención a los sueños. Se necesita discernir si los sueños son del alma, del diablo o de Dios. Se hace necesario desarrollar la habilidad de interpretar estas tres clases de sueños.

Los sueños que vienen del alma revelan asuntos que están pasando por la mente y las emociones, los sueños del alma pueden mostrar áreas de temor o deseos que no están en línea con los deseos de Dios. Ellos pueden alertarnos de ciertas áreas donde podemos ser más vulnerables al enemigo o una avenida de acceso al enemigo que debemos cerrar.

Además de los sueños que provienen del alma están los sueños del enemigo. Estos sueños pueden alertarnos acerca de sus planes para atacarnos a nosotros, la familia, el ministerio, trabajo, territorio o cualquier otro lugar del mundo. El Señor puede utilizar un sueño del enemigo para hacernos saber que quiere hacer y para que no nos tome desprevenidos.

Los sueños pueden venir del Señor. Los sueños de Dios están llenos de revelación. En Mateo 2:13 vemos como el Señor advirtió a José a través de un sueño para que tomar a Jesús y María y se fueran a Egipto, pues Herodes iba a tratar de matarlo. José a través de ese sueño obtuvo la revelación que necesitaba para cuidar a Jesús. Dios quiere que nosotros tengamos revelación que necesitamos para ser atalayas efectivos, por eso él nos da sueños, pero necesitamos poder interpretarlos.

Otra cosa que sucede en la noche es que uno puede posicionarse para la victoria en la batalla. Si podemos entender cómo ganar terreno sobre el enemigo durante la noche, ganaremos la victoria durante el día siguiente.

Existen varios acontecimientos en la Biblia acerca de cómo un ejército marchaba durante la noche para posicionarse y ganar la batalla al siguiente día. Viendo como ellos se movían en lo natural nosotros podemos aprender cómo hacerlo en lo espiritual.

En Génesis 14:14-15 vemos a Lot, sobrino de Abraham, que fue capturado cuando los enemigos atacaron Sodoma. El relato dice que Abram reunió a los hombres de su casa, marcharon durante toda la noche, vencieron al enemigo y rescataron a lot.

Josué capítulo 10 nos provee el relato de los Gabaonitas donde Israel había hecho un pacto con ellos, por eso cuando ellos fueron atacados, los israelitas viajaron toda la noche para encontrarlos y rescatarlos al otro día.

En 2 Samuel capítulo 30 David y sus hombres retornaban a su hogar de una guerra cuando encontraron que toda la ciudad había sido atacada y se habían llevado cautivas a todas sus familias. Ellos salieron a perseguir al enemigo toda la noche para alcanzarlos y vencerlos durante el día y recuperar todo. Si ellos no hubieran Ganado tiempo en la noche, no hubieran podido posicionarse para la victoria durante la mañana siguiente.

Otra cosa que nos ayuda a velar durante la noche es que podemos oír mejor a Dios. Durante el día hay muchas cosas que nos distraen y nos quitan la atención a la voz de Dios. Cuando todo está quieto y tranquilo durante la noche, Dios puede captar nuestra atención. Cuando nuestra visión es limitada por las oscuridad necesitamos mejorar nuestra audición.

Esto fue lo que sucedió con Samuel. El aprendió a escuchar la voz del Señor, la cual vino por la noche, desde niño. El no ignore la voz de Dios y se fue a dormir. Debido a que Samuel está dispuesto a ser levantado durante la noche, él pudo recibir revelación profética. El llego a ser el atalaya que guio a Israel durante un tiempo dificultoso de transición de liderazgo debido a que supo cómo recibir revelación durante la noche.

Una valorable fuente de revelación, que nos ayuda a velar y que solo se puede acceder durante la noche, son las estrellas. Dios dijo en Génesis que él puso las estrellas en su lugar para que pudiéramos conocer los tiempos y las estaciones de la vida.

En 1 Crónicas 12:13 dice que los hombres de Isacar entendían los tiempos y las estaciones como resultado de conocer lo que Dios quería que Israel hiciera. La única que ellos pudieran conocer los tiempos y las estaciones era a través de las estrellas.

Cuando Dios ubico a las tribus de Israel en orden, la tribu de Isacar estaba posicionada cerca de la tribu de Judá para que ellos pudieran dar consejo referido a todo lo que Israel debía hacer.

Un buen atalaya puede dar un buen consejo. Isacar obtuvo esta habilidad para hacer esto debido al acceso de revelación a través de las estrellas. ¿Significa esto que tenemos que ser astrónomos?, No, pero si significa que para ser buenos atalayas necesitamos conocer los tiempos y las estaciones de Dios.

Otro aspecto importante de velar por la noche es a través de las “canciones en la noche”. En el Salmo 42:8 David dice que las canciones en la noche son oraciones a Dios. En el Salmo 77:6 él dice que las canciones en la noche le ayudan a meditar. David consideraba a las canciones en la noche algo tan importante que había asignado en el tabernáculo una división entera de levitas adorando durante toda la noche.

¿Cómo las canciones en la noche nos ayudan a velar? Las canciones despiertan nuestro espíritu de una manera diferente a como lo hacen las palabras escritas o habladas. Las canciones liberan decretos contra los enemigos, las canciones crean una atmosfera de revelación, las canciones liberan revelación profética y crean una atmosfera de adoración que esparce al enemigo.

Jesús invirtió tiempo orando por la noche. En Mateo 29; Marcos 14 y Lucas 22, vemos como Jesús oraba durante la noche antes de la crucifixión.

Existen ciertas cosas en el espíritu que necesitan ser vencidas en la noche antes de enfrentar lo que se viene al día siguiente. El podría no haber sido un buen atalaya y desertar de esa misión, pero no lo hizo. ¿Cómo hizo para hacerlo? En Hebreos 12:2 leemos que que el vio el gozo que estaba del otro lado de la cruz. Cuando nosotros velamos por la noche, lo que nos motiva es saber lo que sucederá del otro lado como consecuencia de nuestra búsqueda de Dios nocturna.

Podemos ser atalayas durante la noche si lo deseamos. Esto no es una obligación sino una oportunidad para estar en la brecha y saber lo que Dios está haciendo.

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