LAS MALDICIONES: CÓMO DETECTARLAS Y CANCELARLAS – Parte 2 –

Recopilado por Ritchie Pugliese

Pasajes bíblicos base:

Proverbios 26:2 dice: “Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa”

Éxodo 20:5-6 dice: “…Yo soy Jehová Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los adres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

Lamentaciones 5:7 dice: “Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo”

Ezequiel 18:2 dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera.”

Introducción

Al tratar el tema de las maldiciones que pueden afectar nuestra vida, la primera cosa que necesitamos saber es que ninguna maldición viene sobre nuestras vidas sin un motivo o causa específica. Es decir, ellas llegan por una causa justificada. No es cuestión de mala suerte sino de una causa concreta, una puerta que se ha dejado abierta donde el diablo ha puesto sus garras para hacer de las suyas.

La Biblia nos enseña que existen tres maneras de que las maldiciones lleguen a nuestras vidas:

1. Maldiciones que hemos heredado de nuestros familiares directos o antepasados.

2. Maldiciones personales o aquellas que nosotros mismos hemos invocado

3. Maldiciones que otros nos han lanzado.

 

A continuación nos enfocaremos en el punto “1”, acerca de las maldiciones hereditarias

1. Maldiciones que hemos heredado de nuestros familiares directos o antepasados.

Querramos aceptarlo o no, todos heredamos algo de nuestros padres y antepasados, sea bueno o malo. Heredamos tres clases de herencia:

A. La herencia genética

Todos nos hemos encontrado frente a un bebé recién nacido y dicho: – ¡Es igualito al padre! – o – ¡tiene los rasgos igual a los de su madre! –

Estos son los rasgos físicos que heredamos. Es la herencia relacionada con el cuerpo, la parte física.

B. La herencia ambiental

Heredamos también de nuestros padres otras cosas, que son invisibles pero reales, como las características psíquicas, la personalidad, el carácter, el idioma, la visión de la vida, la condición social, lo cual forma un patrón o manera de pensar y sentir. Esta herencia es el producto del ambiente donde nos hemos criado y desarrollado.

C. La herencia espiritual

Heredamos también de nuestros padres, una cultura religiosa, cristiana o no cristiana, devota o pagana. Ese ambiente en el cual nos hemos criado crea un patrón de creencia (o no creencia, una perspectiva atea)

Como dijimos anteriormente, todos heredamos algo de nuestros padres y antepasados. De todo lo bueno que hemos heredado debemos darle gracias a Dios pero lo que necesitamos cancelar y cortar su efecto es de todo lo malo que hemos heredado. A esta clase de herencia la llamamos herencia maldecida.

La herencia maldecida tiene varias ramificaciones. Ellas son:

a) La herencia enfermiza

b) La herencia religiosa

c) La herencia pecaminosa

a) La herencia enfermiza (física y mental)

En campo de la medicina y psicología se habla mucho acerca de las enfermedades hereditarias. Cuando vamos al médico a hacernos una revisación, nos hacen llenar unas planillas donde nos preguntan las enfermedades que padecieron nuestros padres. De esa manera ellos saben cuál tendencia enfermiza tenemos.

Muchos resignados creen que la herencia enfermiza es “un mal de familia” que no se puede cortar. ¡Gracias a Dios, en Cristo si es posible cortar toda ligadura y atadura espiritual!

La Biblia nos habla de enfermedades mentales y físicas, que son maldiciones:

* Maldiciones mentales

Deuteronomio 28:28 “Locura”; “turbación de espíritu” (v.34); “enloquecerás”; (v.65) corazón temeroso o tristeza de alma.

* Maldiciones físicas

Deuteronomio 28:21 “mortandad, hasta que te consuma: (v.22) tisis o tuberculosis; fiebre; inflamación y ardor; (v.27) tumores; (v.59) plagas grandes y permanentes o enfermedades malignas, perniciosas y duraderas.

De aquí sale el término “maligno” cuando nos dan un resultado de un análisis clínico. El diccionario define esta palabra como “propenso a hacer mal”

En el v. 18 dice “maldito el fruto de tu vientre”. La esterilidad también es mencionada y toda enfermedad relacionada con los diferentes órganos o funciones implicadas en la procreación: Matriz, los senos, dolores y/o problemas menstruales, etc.

b) La herencia religiosa

La herencia religiosa afecta a todo lo relacionado a lo espiritual. Si nuestros padres no han sido cristianos nacidos de nuevo como enseña la Palabra de Dios, o si ellos eran ateos, hemos recibido una herencia errónea, maldecida, pues únicamente siguiendo al Señor estamos en el correcto camino hacia la salvación (Juan 3:16)

Dentro de la herencia religiosa, tenemos a su vez dos ramificaciones:

* La idolatría

Las mayorías de las religiones (incluida la católica) dentro de su patrón de creencia esta la adoración a las imágenes. En la Biblia Dios lo ha prohibido terminantemente, como lo vemos registrado en Éxodo 20:3-5: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”.

Los creyentes en Cristo adoran a Dios por fe no por vista. Adoramos a Dios en Espíritu (por fe) y en verdad (de acuerdo a lo que dice Su Palabra) como dice Juan 4:23-24.

* Prácticas ocultistas

Todo aquel que se enreda en el ocultismo se expone a sí mismo a toda clase de maldiciones. En Éxodo 20:4-5 hay una maldición por quebrantar el primer mandamiento. Al entrar en el ocultismo, la persona penetra en un territorio espiritual prohibido por Dios. Es terreno del diablo. Es una blasfemia a los ojos de Dios.

Deuteronomio 18:10-13 dice: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.”

Hechos 19:18-19 dice: “Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.”

3. La herencia pecaminosa

Esta herencia consiste en tener la misma tendencia hacia los vicios, pecados morales e inmundicias que han practicado nuestros padres o antepasados.

En Deuteronomio 27:15-26 Moisés relaciona doce pecados morales y éticos que provocan maldición. Las doce maldiciones pronunciadas en el Monte Ebal fueron detalladas y específicas. Ellas tenían que ver con adorar falsos dioses, no respetar a los padres, toda forma de opresión e injusticia, especialmente el débil e indefenso y todas las formas de sexo ilícito o antinatural.

Gálatas 5:19-21: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

2. Maldiciones personales o aquellas que nosotros mismos hemos invocado

Las maldiciones personales son aquellas que vienen sobre la vida de un individuo independientemente de lo que hayan hecho sus padres o familiares. Pueden venir por propia negligencia personal, ignorancia o pecado deliberado personal.

La Palabra de Dios enseña que nuestras palabras tienen poder para bendecir o maldecir. Proverbios 18:21 dice: ‘La muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos”

Nuestras palabras preparan el camino hacia la muerte o hacia la vida, hacia la bendición o hacia la maldición. Nuestras palabras crean una atmósfera sobre nosotros, buena o mala.

Mateo 12:36-37 dice: “Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabra serás justificado, y por tus palabras serás condenado”

¿Qué es una palabra ociosa? Una palabra dicha sin pensar, palabras que se dicen (o piensan) en un momento de nervios o agitación.

Proverbios 12:18 “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina”

Proverbios 15:4 “La lengua apacible es árbol de vida; más la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu”

Las palabras ociosas y negativas cierran el acceso a las bendiciones de Dios y abren el acceso hacia las maldiciones del diablo.

Las palabras ociosas son las que nosotros decimos sobre nosotros mismos y las que otros pueden decir contra nosotros.

Proverbios 6:2 “Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios”

Ejemplos:

¿De qué sirve vivir? “la miseria me sigue por todos lados”; “¡Me doy por vencido!”; “¡Estoy cansado de vivir así!”; “Me contagio de cualquier enfermedad”; “todas las puertas se me cierran”; “¡De esta situación no me salva ni Dios!”; “Nací para perder”; “Mi destino es un fracaso”; “No puedo vivir feliz con mi cónyuge”; “¡que me parta un rayo!”

3. Maldiciones que otros nos han lanzado

Las palabras ociosas, nocivas de carácter negativo que otros nos dicen pueden atarnos espiritualmente y conducirnos por caminos de condenación y frustración en vez de realización y plenitud.

Lamentaciones 5:7 “Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo”

Ejemplos de palabras ociosas que nos pueden decir:

* Los padres hacia los hijos

“Eres un inútil”, “eres un burro”; ” no haces nada bien”; “eres el más malo y rebelde de la familia”; “no tienes capacidad para esto”; “eres un vago”; “eres un torpe”; “nunca harás nada bueno en la vida”; “nunca serás feliz”; “¡solo ocasionas problemas!”; “eres tan fea como tu madre”; “eres rebelde como tu padre”, entre otras cosas.

* Entre los cónyuges

Génesis 31:31. Jacob estaba casado con Raquel y su suegro Labán lo había acusado de robarse unas imágenes religiosas. Jacob entonces dijo: “Aquél en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado”

Jacob invoco o lanzó una maldición sobre la persona que había robado el ídolo sin saber que había sido su esposa. ¿Resultado? Leemos en Génesis 35:16-19: “Después partieron de Bet-el…cuando di a luz Raquel, y hubo trabajo en su parto…así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén”.

Ejemplos:

“Nunca aprenderás a hacer bien las cosas del hogar”; “eres una mujer insensible y fría”; “será una gorda toda la vida”; “¡un niño sabe manejar el dinero mejor que tu!” “cada vez tiene más arrugas”; “eres la culpable de mis desdichas” “cada día estas más fea”, etc.

Esto puede suceder aun fuera del hogar, como ser, en la escuela con un maestro, en una iglesia con u pastor; con un jefe en el trabajo que habla mal de nosortros con palabras descalificadoras, negativas, denigrantes..

Cómo cortar o cancelar las maldiciones

1. Recibir a Cristo en el corazón. Sin ser un hijo de Dios no es posible cortar ninguna maldición, pues esta bendición está reservada para los hijos de Dios (Juan 1:12)

2. Creer que la Palabra de Dios es verdadera en todo lo que dice acerca de las maldiciones.

3. Decidir perdonar a nuestros padres, familiares, antepasados y personas que nos han maldecido.

4. Pedirle al Señor que nos recuerde aquellas cosas negativas que hemos heredado de nuestros padres, familiares para cortarlas a cada una en el nombre del Señor.

5. Haz memoria de aquellas palabras negativas que te has dicho a ti mismo o que otros te han dicho y anótalas en un papel.

6. Renunciar a cada una de ellas específicamente en el nombre de Jesucristo.

7. Reemplazar esas palabras ociosas, negativas por las promesas de la Palabra de Dios.

8. Leer y meditar en las promesas de la Palabra de Dios y todo lo que la Biblia nos dice de lo que “Yo soy en Cristo”; “Lo que tengo en Cristo” y “Lo que puedo hacer en Cristo”.

9. Rechazar cada vez que vengan a la memoria esos recuerdos de palabras negativas.

Isaías 10:27

” Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo (la maldición) se pudrirá a causa de la unción (del Espíritu Santo). “

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